El agente Bruce Bravo es trasladado del Centro Nacional de Inteligencia Español, al INIRIS, un departamento secreto dependiente del Ministerio de Defensa y de la Secretaría del Estado, cuyo cometido es el de resolver delitos perpetrados por sujetos de una naturaleza anómala. En la sección Sigma del INIRIS, Bruce –un muchacho estirado y un poco fanfarrón–, entrará a formar parte del equipo Tres, dirigido por Elora Montocuentiro, una mujer neurótica e irascible –aunque de fuertes principios morales–, que oculta algunos secretos y, que de manera casual, terminará poniendo en peligro a las personas que la rodean. El equipo Tres lo componen unos personajes tan extravagantes, como excéntricos: Ataulfo Quinto, un hacker informático con un sentido del humor inoportuno; Prisca Abós, una historiadora especialista en Geología y Paleontología que vive atormentada por su novio –un químico pedante y quisquilloso llamado Lucien Almer–; Roque Hierónides, un extraño individuo diagnosticado de Trastorno Obsesivo Compulsivo que, además, es licenciado en Psiquiatría; y Ari, una galga carismática y leal, pero de temperamento impetuoso. La aparición de dos misteriosas entidades divinas con poderes sobrenaturales, ligadas a un antiquísimo papiro mágico del antiguo Egipto, marcará el comienzo de una investigación –el caso Miles Dei–, que alterará los destinos de todos los miembros del equipo Tres. El lector se sumergirá en un sinfín de surrealistas y demenciales situaciones, en las que los personajes principales tendrán que interactuar con un elenco de malvados a cual más pintoresco: un doctor ambicioso y sin escrúpulos; una madre manipuladora y ruin; dos matones a sueldo un poco torpes; y algunos vampiros de los Balcanes con siniestras aspiraciones. La Disputa de los Caídos es una historia narrada en primera persona, desde la perspectiva de cada personaje. Un libro trufado de aventuras, con un argumento singular en el que priman la acción, la fantasía y el humor.
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