Nací en Avilés (Asturias) un invierno de 1997. Hasta los cinco años viví en un pueblo maravilloso llamado Toro (Zamora). Desde los siete años he dedicado mi vida al patinaje artístico. A los doce me di cuenta de que con un bolígrafo y un papel en blanco podía ser yo misma, ahí empecé a escribir.
Siempre he sido una chica muy extrovertida y muy independiente.
De esas chicas que daría más por lo demás que por ella misma.
Cuando nació mi hermana mi vida cambió, me prometí que sería un buen ejemplo para ella y lo que tenía claro es que ella no iba a estar rota por dentro como yo. Me iba a encargar de que fuera feliz, muy feliz.
Llegué a no confiar ni en mí misma, pero hubo gente que no tiró la toalla conmigo y por eso hoy estoy aquí.
Llena de emociones increíbles. Lo mejor de mí es la curiosidad y eso de no poder estarme quieta, por eso me muero por saber qué emociones descubriré, porque lo mejor está por llegar y de eso no tengo ninguna duda.