¿Quién soy? Si me miro al espejo, puedo decir mi nombre, mi edad, mi género, mi lugar de nacimiento, mis aficiones y mis logros personales y académicos. Sin embargo, una vez que tuve entre mis manos El Templo del Silencio y leí cada una de sus reflexiones y versos, comprendí que no soy un participio, sino un gerundio, un faciendum y no un factum, como decía Ortega y Gasset. Soy arcilla, soy piedra, y la vida, mis pensamientos, mis acciones y mis experiencias me van modelando, esculpiendo, cambiando de forma constantemente, aunque la esencia es la misma y siempre permanece. De ella se han extraído y extraerán formas que jamás hubiese podido imaginar e incluso algunas que en su momento rechacé y de las cuales me enamoré una vez las contemplé.
Aquí y ahora, me siento una buscadora, un alma inquieta ávida de sabiduría, acompañante de almas, aprendiz de vida, con un propósito, un objetivo: llegar a conocerme, esculpir la mejor versión de mí misma y acompañar a otros en su camino, poniendo a su servicio las herramientas que he ido adquiriendo a medida que transito yo el mío. Herramientas que considero tesoros por el gran impacto que han tenido y siguen teniendo en mi vida: traductora e intérprete, profesora de inglés, Terapeuta y Educadora Transpersonal, Especialista en Mindfulness y Terapia con el Arte, Facilitadora de Círculo de Mujeres, Especialista en Acompañamiento en Procesos de Duelo y Muerte e Instructora de Yoga y Mindfulness para Niños y Adolescentes.
Miro hacia atrás y agradezco lo vivido y lo aprendido. Sé dónde estoy y, aunque desconozco cuál será finalmente mi destino, sigo adelante con paso firme y decidido, rumbo a una vida consciente, coherente y con sentido.
¿Quién soy?
Una escultura en continuo proceso creativo.