Maria López Cortés (Terrassa, 1981).
No me llamo Anna, pero yo sí soy de verdad. Y como a muchas personas, de repente un día, la vida me golpeó y me enfadé con el mundo. Lloré, me derrumbé y escondí todas mis emociones detrás de una falsa imagen.
Me invadió el miedo, la soledad, la pena, el odio y el dolor, y me sentí perdida frente a todos esos sentimientos que me estaban ganando la batalla.
Entonces solo hay dos caminos. Sucumbir a la tristeza o dar el primer paso, el que más cuesta, que es respetarte y valorarte por encima de todas las cosas.
Yo elegí el segundo.
Y GANÉ.