Todo comenzó como un juego. Parecía algo inocente, incluso infantil. Pero en el fondo rebosaba ironía y experiencias. A veces, con mensaje… Así, una izquierda frustrante, incapaz de unir esfuerzos contra la pandemia conservadora se convirtió en la «Asquierda». En ocasiones, por el mero afán de vulnerar las normas, mezclando vocablos, haciendo, por ejemplo, que una bronca perruna termine en una «Cantienda». También hay cabreo, como cuando el proceso de nominación se convierte en una «Candedatura». O al destacar la peor cara del ser humano y crear el término «Consiervador». O cuando el que protesta, pero cede en su empeño, se transforma en un «Indiasnado»… La irreverencia se hace patente al decidir que un cura pederasta sea un «Socerdote», que un Cristo mal colgado derive en «Cruciflojo» o que un sopapo impartido por un gallego se erija en una «Norohostia»… En suma, «recomandamos» un acercamiento sin «balagerancia» a esta fecunda y creativa «artividad». Advertencia: empezar a leer estas palabras puede provocar adicción. A seguir leyendo otras nuevas que nos vaya regalando o, lo que es peor, a tratar de inventarlas o descubrirlas uno mismo. TWITER @SoyFontecha FACEBOOK: Fontechabulario Jose Luis Fontecha Vázquez
