Nació en Los Palacios y Villafranca el 25 de septiembre de 1939. Fue un niño sin libro y de la posguerra, una infancia marcada. A los doce años se puso a trabajar en un taller de bicicletas (1951-1955). En 1956, Eduardo cambió de trabajó y comenzó de sol a sol en Las Lomas y en otros caseríos marismeños, con los pies llenos de barros entre canales y nubes de mosquitos para ganarse el pan. En 1957 se colocó en Talleres Tapias y aprendió el oficio, hasta 1962, cuando se va a Dragados y Construcciones (Sevilla). Entonces su medio de ida y vuelta al pueblo era la bicicleta. Se casó y con esfuerzo puso su propio taller de máquinas agrícolas, patentada con la marca y siglas de sus apellidos: FERBA, y alcanzó el éxito en los campos andaluces y extremeños 1964-1990.
Eduardo fue elegido concejal del Partido Andalucista en las primeras elecciones democráticas municipales del pueblo palaciego (1979-1983) y vivió con incertidumbre el intento de golpe de Estado de Antonio Tejero Molina el 23 de febrero de 1981.
Pasaron los años y Eduardo se convirtió en autodidacta y en autor de libros (2009, 2011, 2014 y 2019) y de una revista, donde descubre parte de la historia de sus antepasados y el amor secreto y eterno que mantuvo Joaquín Romero Murube desde la niñez hasta el final de su vida, con su tía Angelita Fernández Sigler, hermana de su padre.