ISBN: 978-84-1068-674-8
SINOPSIS
¡ANGELITA!
CIEN años de su muerte (1924 – 2024), Joaquín con tres añitos en 1907, y ella casi cinco, ya se conocían, se rozaban, se tocaban y se querían. Angelita leía a él los versos de Bécquer, sentados en el borde de los arriates del colegio, y así nació su verdadera vocación poética. «La llama, de un mutuo cariño —dice él— convirtió la infantil amistad en feliz noviazgo lleno de risueñas promesas». Primera novela. La tristeza del conde Laurel. Otoñada 1923. Pg19. Joaquín, después del servicio militar, le promete casarse para la otoñada de 1924. Lo malo es que Angelita fallece de tuberculosis en la víspera de su boda, el 7 de junio de dicho año, y él le dedica de inmediato su primer libro: Prosarios, casi dos meses después, a final de Julio de 1924. Donde inicia así un retrato de ella y él, «la pareja», y leemos la cita del Salmo, 118:22: «La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza de Angulo». Como así ha sido lector, convierte a su amor secreto en cabeza angular, la base y la ruta de su larga obra, y de su vida.
Joaquín Romero Murube evoca la enfermedad de Angelita y la encubre con los seudónimos de «Es esa Sevilla de ayer, tinte de Ciudad tuberculosa» y «La Sevilla interina, de sangre, arterias y ojos cerrados», puede leerse en su libro José Mª Izquierdo y Sevilla, 1943. Pg. 43. Veremos en la obra de Joaquín que los títulos de sus libros son metáforas de esta mujer amada, arrebatada por la muerte.
LA ESCUELA histórica J.J. Baquero —antecesor del que esto escribe—, establecidas en 1788, y la fusión de los dos pueblos, Villafranca y Los Palacios en 1836. Don José el maestro, padre de Angelita, llega al pueblo Palaciego justo cuarenta años después, en 1876. Un pueblo de unos 4200 habitantes donde es el primer profesor del que se tienen noticias, para ejercer en solitario su tarea educativa local, hasta su muerte en 1912. En un documento original de Joaquín, facilitado por Julio Mayo, archivero e historiador del ayuntamiento, dice así: «Con doce años me enamoré de una hija de don José el maestro». Sobre dicha escuela se construyó la nueva en 1960, convertido hoy en solar de aparcamiento.
LA PAREJA PALACIEGA, ANGELITA Y JOAQUÍN
1º. Joaquín se despide de Angelita con el seudónimo que da título al capítulo El Pozo. Fue escrito en 1925, en el primer aniversario de la muerte de la joven. Él recuerda que le habló cuando ella se encontraba debilitada a las puertas de la muerte y al final de su vida. «Le hablé —dice él— pero no le grité mi nombre: dije solo un adiós de despedida… Y el pozo me devolvió mi voz, más triste y más dolorosa».
2º. Angelita también se despide de él, en voz baja, con eco y llanto debilitado: «Me dijo —dice él— un adiós largo, nacido de honda entraña, húmedo llanto. Un adiós cuyo eco resuena siempre —como en el pozo— en el fondo de mi vida de pueblo de mi niñez». Libro Los cielos que perdimos. Cp. El Pozo. Pg. 36).
ISBN: 978-84-1068-674-8
Título: El amor secreto de Joaquín Romero Murube
Fecha: 2024
Páginas: 366
SINOPSIS
¡ANGELITA!
CIEN años de su muerte (1924 – 2024), Joaquín con tres añitos en 1907, y ella casi cinco, ya se conocían, se rozaban, se tocaban y se querían. Angelita leía a él los versos de Bécquer, sentados en el borde de los arriates del colegio, y así nació su verdadera vocación poética. «La llama, de un mutuo cariño —dice él— convirtió la infantil amistad en feliz noviazgo lleno de risueñas promesas». Primera novela. La tristeza del conde Laurel. Otoñada 1923. Pg19. Joaquín, después del servicio militar, le promete casarse para la otoñada de 1924. Lo malo es que Angelita fallece de tuberculosis en la víspera de su boda, el 7 de junio de dicho año, y él le dedica de inmediato su primer libro: Prosarios, casi dos meses después, a final de Julio de 1924. Donde inicia así un retrato de ella y él, «la pareja», y leemos la cita del Salmo, 118:22: «La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza de Angulo». Como así ha sido lector, convierte a su amor secreto en cabeza angular, la base y la ruta de su larga obra, y de su vida.
Joaquín Romero Murube evoca la enfermedad de Angelita y la encubre con los seudónimos de «Es esa Sevilla de ayer, tinte de Ciudad tuberculosa» y «La Sevilla interina, de sangre, arterias y ojos cerrados», puede leerse en su libro José Mª Izquierdo y Sevilla, 1943. Pg. 43. Veremos en la obra de Joaquín que los títulos de sus libros son metáforas de esta mujer amada, arrebatada por la muerte.
LA ESCUELA histórica J.J. Baquero —antecesor del que esto escribe—, establecidas en 1788, y la fusión de los dos pueblos, Villafranca y Los Palacios en 1836. Don José el maestro, padre de Angelita, llega al pueblo Palaciego justo cuarenta años después, en 1876. Un pueblo de unos 4200 habitantes donde es el primer profesor del que se tienen noticias, para ejercer en solitario su tarea educativa local, hasta su muerte en 1912. En un documento original de Joaquín, facilitado por Julio Mayo, archivero e historiador del ayuntamiento, dice así: «Con doce años me enamoré de una hija de don José el maestro». Sobre dicha escuela se construyó la nueva en 1960, convertido hoy en solar de aparcamiento.
LA PAREJA PALACIEGA, ANGELITA Y JOAQUÍN
1º. Joaquín se despide de Angelita con el seudónimo que da título al capítulo El Pozo. Fue escrito en 1925, en el primer aniversario de la muerte de la joven. Él recuerda que le habló cuando ella se encontraba debilitada a las puertas de la muerte y al final de su vida. «Le hablé —dice él— pero no le grité mi nombre: dije solo un adiós de despedida… Y el pozo me devolvió mi voz, más triste y más dolorosa».
2º. Angelita también se despide de él, en voz baja, con eco y llanto debilitado: «Me dijo —dice él— un adiós largo, nacido de honda entraña, húmedo llanto. Un adiós cuyo eco resuena siempre —como en el pozo— en el fondo de mi vida de pueblo de mi niñez». Libro Los cielos que perdimos. Cp. El Pozo. Pg. 36).