Desde muy joven he escrito poemas, pensamientos. Escribía en los libros de la escuela, en las sillas, en las mesas, en las paredes, en los wc de los bares, en las servilletas de papel, siempre que tenía un boli, una pintura era un peligro. En 2003 compré un ordenador y entonces comencé a recopilar mis poemas. Estos son los primeros poemas que guardé. La poesía me ha servido de terapia, ha sido una tabla de salvación en los turbulentos mares de la desesperación y la depresión. Una válvula de escape para mis estados de ánimo. Los pensamientos, emociones, sentimientos, experiencias vitales y circunstancias vividas y plasmadas en estos poemas son personales, pero a la vez también pueden ser universales, colectivas. Espero que al hipotético lector de este libro de poemas le sirvan, pues son puñetazos para el alma y la conciencia.  Y en estos tiempos el alma no necesita caricias, sino ser despertada.