Zul nació después de la Segunda Guerra Mundial en el planeta Tierra, sistema solar, brazo Orión, Vía Láctea; llegó a su hogar a bordo de una cigüeña bastante pasadita de copas que no estaba muy segura de lo que hacía.
Hombres de Dios y hombres de ciencia, en colegios y universidades, trataron de domesticar el animal ese que vive dentro de su cráneo, pero el esfuerzo fue un tanto vano; prefiere seguir de manera casi intrépida a cuanto libro le cruza por el frente.
Se dedica a acechar a las criaturas huidizas que habitan en los rincones oscuros y en las buhardillas abandonadas, y a seguir estelas de mininos que pasan dejando tras de sí el eco de sus maullidos y la sombra de sus bigotes.
