Sé que jamás seré la niña tan feliz que fui, sin aquellas noches fantásticas en las que mi madre, pacientemente, me contaba los más bellos cuentos de hadas hasta que me dormía.
Esos cuentos me estimularon a la lectura, me llenaron de valores, de creatividad y de ilusión.
En Barcelona encontré el momento y el escenario perfectos para retribuir a la vida ese magnífico regalo y quizás contribuir a que más niños sean tan felices como lo fui yo.