Tengo 65 años, canario de nacimiento, en concreto Puerto del Rosario (Puerto Cabras), isla: Fuerteventura y mas concreto aún, soy del Charco. El Charco recibe el nombre de una laguna empedrada que queda cuando la marea está vacía y en la que, por la gracia de Dios, no me quede ciego de chico por una actinia (agua viva), pero dónde pase unos escasos años felices, escasos pues salí pronto, quizá muy pronto de la isla.
Un año en el Aaiún (motivos económicos familiares) con mis tíos, muerte de mi padre …y a la península ibérica. Valladolid, (Colegio El Salvador, Peñafiel, ufff…) y sus/mis peripecias que no vienen al caso, y tras un par de años desembarqué en Murcia con escasos 17 años.
De aquellos 17 a hoy con 65 no hay mucho que explicar: estudios, trabajos para sobrevivir, extenso periodo de estudios, épocas de cantautor amateur, viajes a ver a mi madre ya fallecida (cenar con ella en Nochebuena fue lo mejor), vicisitudes, gracias y desgracias…hasta hoy.
No es una vida para escribir una biografía, no tiene demasiado interés, pero si es una vida sobrevivida: sufrida y disfrutada y en muchas fases de ella, escritas y cantadas.
Hay cientos de vidas peores que mía, pero la mía tiene lo suyo; como no, sobreviví, al menos de momento, a un cáncer y eso no lo puede decir cualquiera. Mi amiga y siempre recordada Lola Ayala no lo puede decir y sabe Dios que lo lamento cada día.
Estos datos biográficos, creo que explican el libro Los Estados del Alma. GODOYLICISMOS, no. Godoylicismos se lo debo a mi amigo Paco Martín que fue el que se invento «el palabro».
Los Estados del alma, son en parte yo, en parte mis circunstancias y en su parte proporcional, sentimientos varios que por azar, decidí editarlos y darlos a leer. Aunque no lo crean, no fue nunca esa la intención, digo el publicar, pero un día encontré una razón y lo llevé a cabo.
Esto son es suma, datos biográficos de un mortal como otros, aunque yo hablo de este, de mí, porque lo conozco mejor que al resto.