Pepe Martínez nació en el sur, aunque podría haber nacido en cualquier parte. La familia de su padre es madrileña y vasco-navarra y la de su madre, andaluza y asturiana, así que nacer en el sur fue más bien una causalidad, no vayan a confundirlo con casualidad. De todas maneras, está convencido de que el sitio en donde naces te marca. Cree que los olores de la tierra del lugar que te paren impregnan tus poros de un aroma especial que no puede explicar, pero que te acompaña el resto de tu vida.
Quizá sea esa mezcolanza de sangres lo que le haga huir de todos los nacionalismos integristas y se considere, de una manera nada poética, ciudadano del mundo. Entre otras facetas, es escritor. Haber nacido en el sur, ser ciudadano del mundo y ser escritor son las únicas cosas de su vida que tiene claras y en ninguna de ellas ha tenido algo que ver. Su nombre no lo eligió, su nacimiento tampoco y ser escritor no es culpa suya. Así que se deja llevar y disfruta de ser conducido. Ya no se hace demasiadas preguntas trascendentales. Ha pisado muchos charcos y, por eso, no sabe si es dueño de sí mismo o, por el contrario, como decía Ortega, es esclavo de sus circunstancias.