Autor

Nació en Delicias, Chihuahua en 1988. Hijo de Leticia Peña Sánchez y Manuel Alvarado, se le recuerda en su tierra natal como un niño inquieto en medio andanzas sin rumbo y alegrías interminables en compañía de sus mascotas. Amante del buen rock desde siempre, finalizó sus estudios preparatorianos en su ciudad natal e ingresó a la Facultad de Medicina de Chihuahua Capital donde conoció al amor de su vida: la poesía.

Formó parte del grupo literario de esta entidad académica donde compuso sus primeros versos, recitados en presencia de otros miembros de esta asociación. Producto de sus reflexiones poéticas de aquellos días es esta obra, concebida entre sueños, anhelos y frases cortadas por el aire, la melancolía y el lapso infinito de la memoria. Posteriormente abandonó la capital de su estado y se trasladó a Ciudad Juárez para cursar su internado donde siguió escribiendo poesía a ratos.

Enviado a la Sierra de Chihuahua como parte de su formación, creció su interés por las enfermedades infecciosas y se dejó embelesar por la exuberante belleza natural del sitio y sus mujeres. Ellas son la idea permanente que se convirtió en norte de sus creaciones, origen de la sudoración nocturna, pérdida de apetito y fatiga inagotable. Sus largas caminatas en la Sierra le ayudaron a reflexionar la manera de expresar su eterno amor y desamor hacia la mujer, epicentro inevitable de sus sentimientos que lo obligan a retornar al origen de su inspiración poética.

Terminado este periodo de diálogo interior, mudó su residencia a Zacatecas Capital para cursar su primer año de residencia en medicina interna. El paisaje virreinal de las calles empedradas, de ángulos insospechados y perpendiculares, estimularon sus caminatas a las que llegaron palabras, sonidos y recuerdos de un amor que estaba lejos, pero que frecuentaba con el fin de tornarlo inmarcesible. Este periodo formativo finalizó con su traslado a Torreón, Coahuila, donde se recibió con honores como médico especialista.

Fiel a sus deseos, decidió continuar sus estudios en el campo de las enfermedades infecciosas en la Ciudad de México. Fundada en el tiempo, la capital de México no se abarca entera con la vista, por lo que vivir aquí ha supuesto un reto con momentos de temor e incertidumbre. Avecindado por fin en la megalópolis, recluido en una habitación con las únicas presencias del buen rock y los cabellos de un amor ya perdido, pulió sus poemas. Concluyó con éxito una subespecialidad en infectología y a esta le siguió una alta especialidad en tuberculosis, por lo que de nueva cuenta mudó de residencia al sur capitalino.

Hoy vive cerca del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias donde combate contra la actual pandemia que azota a las naciones del orbe. Resiste a la enfermedad estimulado por las fuerzas que mueven al mundo: el amor que va y viene, el amor que fue y ya no es, entre recuerdos vívidos una amada de extrañados besos.

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