Hijo de Segismundo y Guillermina, nací en Chamberí, Madrid, el 22 de septiembre de 1943.
Me Licencié en Derecho por la Universidad Complutense.
Hice el Servicio Militar en Los Rodeos, Tenerife y en Lorca, Murcia.
Estoy casado felizmente con Almudena Bañón y tengo cinco hijos, Carla, Jaime, Guillermina, Vega y Jorge.
He sido: Gobernador Civil de Salamanca durante La Transición (UCD). Director de la División Internacional y Direcciones Regionales de Madrid, Levante, y Castilla y León del Banco Occidental. Director General de Viajes Marsans, Vicepresidente de los Bancos Citibank y First Interstate Bank of California. Presidente de las compañías de seguros SPB y Anaya.
Tengo la Gran Cruz de la Orden del León, concedida por Léopold Sedar Senghor, Presidente de la República del Senegal.
Mis mayores ilusiones:
- Ser hijo predilecto de La Sagrada, donde seré enterrado cuando llegue el momento.
- Que la Plaza de Valdelamatanza lleve mi nombre.
- Ser el único “no jíbaro” a quien el Consejo Permanente Aguaruna-Huambisa ha nombrado “Muun Pámuk”, Jefe Espiritual y máxima autoridad de las Naciones Jíbaras.
- Haber servido de modelo para Dios Padre en el cuadro pintado por el Maestro Florencio Maillo para la Catedral Nueva de Salamanca.
Aficiones principales: El mar, la montaña, el desierto y el Amazonas peruano donde todos los años, paso un mes con mis hermanos Awajún y Wampís.
Libros escritos:
- “Prestadme mucha atención” (Historia. Las guerras médicas para niños).
- “El Pongo de Manseriche” (Novela sobre los jíbaros, historia, invasiones, guerras, cultura, magia, alucinógenos…).
- “La otra cara del Bagüazo” (Historia. Mal operativo policial con 36 muertos y cientos de heridos. 5 de junio de 2009)
- “Jíbaros” (Versión para España del anterior, corregido, aumentado y, con un diccionario Español- Aguaruna)
- “Almudena”, mi amadísima esposa.
- “Esta democracia es una coña marinera” (Historia. Sobre la democracia en España, el comportamiento de los políticos, sus consecuencias y posibilidades de mejora)
Siento amor por los niños y aversión a la mentira.
Llevo clavado en el alma el accidente del 21 de diciembre de 1978, en que murieron 29 niños del Campo Charro y un mayor.