Ese pequeño niño que creció tan desprotegido y tan solo…,
cuya única compañía era su lápiz y su cuaderno,
y su Ángel de la guarda, quien le cuidaba su esmero.
Noche a noche, día a día, en su inocente ignorancia,
escribía lo que pensaba, plasmaba todos sus sueños,
dichas, necesidades y sus malogrados deseos,
celosamente guardados, corazoncito en eterno silencio.
Muy tarde en un crudo invierno para finales de octubre,
más cerca del 29, de un siglo pesado y oscuro…
En fecha de los sesentas, cuyo dicho fue muy certero:
«¡SEXO, ALCOHOL Y DROGAS, BAÑADOS EN ROCK AND ROLL!»,
Este verso tan popular, tan cierto en aquella época…
Cosa que mucho influyó en el nacer de aquel chico, 1962.
En su atormentado crecer; sin apoyo, sin ejemplo…,
pero que mucho enraizó, en sus poemas y monólogos,
lo que siempre agradeció por sus inspirados momentos.
No tanto lo eran sus temas, sino por su convicción…
de que él no servía para nada, pero su gran inspiración,
la que le nacía del alma, por ser tan fuerte y sublime…
no son de naturaleza humana.
FRANK-SEVEN 1962
