Yo, como quién soy, vivo en el extremo,
de amor y de odio son mis enemigos;
voy por la vida con pocos amigos;
y suspiro, sonrío, grito y blasfemo.
Soy duro y humano, siempre, en el extremo;
pienso en la gloria desde el mismo averno;
amo a mi mujer, obro poco tierno;
al dolor y a la muerte, no los temo.
No existe, en mí, lugar para otra cosa
que amor de Dios y Patria me rebosa.
Y, en agudo dolor muy deseado,
ando en medianías: soy monje y soldado.
Y mis hazañas son siempre a porfía,
como extraviado hijo de María.