Elisa Doehne nació en Alemania un 6 de septiembre, hace 28 años. Al cumplir los cinco, ella, su madre y su padrastro llenaron una furgoneta y se fueron a vivir a una pequeña isla en el Mediterráneo: Mallorca, donde ha vivido la mayor parte de su vida. Aunque ha vivido algunos capítulos de su historia perdida por Austria, Alemania y Londres, siempre ha vuelto después a su hogar cerca del mar.
Es sonámbula y casi habla más de noche que de día. Le encanta el rojo —en las frutas, en los labios y en el corazón—. Habla muy alto y se ríe todavía más fuerte. Uno de sus lemas firmes es que el dinero, la comida y las sonrisas son cosas hechas para compartir. Es probable que a cervezas te tumbe antes de que puedas darte cuenta —cliché de alemana—.
Y, bueno, que la soledad ya no le asusta.
Siempre ha tenido afinidad por los sentimientos fuertes, los que te duelen, los que te rompen, porque luego siempre te recompones de nuevo y diferente cada vez. Pero un día de verano de 2015 la vida le sacudió un poco más fuerte de lo normal y es así como aprendió a escribir para sobrevivir; aunque eso es algo que veréis en este libro.
A partir de aquí sentidla y vividla vosotros mismos.