Guadalajara, capital del estado de Jalisco, me vio nacer el 12 de julio de 1944, o sea que a mis 78 años he asistido a la violenta evolución tecnológica que ha modificado, a nivel mundial, modos y costumbres de vida. Sin embargo, puedo dar testimonio de que los valores fundamentales que sostienen a la familia mexicana aún persisten y en mi alocada vida de hombre de empresa tuve la enorme fortuna de encontrar un ángel, que me los ha mostrado a lo largo de 40 años de matrimonio.
Ese ángel tiene nombre y es Norma. Esta es la única obra no técnica que he escrito. Ella ha sido mi fuente de inspiración, de forma que muchos de los episodios descritos en esta saga me fueron narrados por ella.