No era eterno refleja que la vida es un viaje eterno que hay que vivir día a día. Un hombre se propone luchar por sus sueños para convertirse en lo que más le apasiona: ser entrenador de fútbol profesional. Se enfrenta a situaciones complicadas, tanto familiares, como sociales, pero, a pesar de eso, logra ese anhelo que tenía desde joven. En medio del proceso por convertirse en entrenador, vibra con una generación de fútbol que logro alcanzar la cima de un continente.
Asimismo, sufre una pérdida irreparable que le provoca una inestabilidad emocional muy importante en su vida, pero comprende que esa pérdida jamás lo dejara de apoyar desde donde se encuentre.