Un nuevo año comienza y si hay algo que nunca termina durante la vida es nuestro aprendizaje. Muchos dejaron escrita esa parte de si antes incluso de nacer nosotros en este mundo, llegando hasta nuestros días gracias al cuidado de otras y dedicación de personas que le han dado el valor o el reconocimiento que merecen, un enriquecimiento del ser unas veces acertado y otras ignorado. Viajeros somos en un laberinto infinito de luces y sombras, ambas sin las cuales la vida no tendría ningún sentido. Dejo aquí escuetamente una parte de ese abismo interior y ese laberinto estoico que a veces incluso yo mismo olvido transitar.