Boy scout y luego mariguano. Ferviente seguidor y convencido practicante de ambos, fue músico e industrial, comerciante y poeta. Toda su vida ha sido escritor. Ese es Sergio Verduzco.
Casó con una doctora en medicina. Tiene tres retoños: dos con doctorado (uno en matemáticas y otra en ciencias). La otra con maestría en psicoterapia humanista.
No pudo llegar a la universidad. Abandonó la vocacional y la preparatoria, en una porque no pudo con Química y en la otra no pasó Biología. Fue actor comercial en el antiguo D.F., luego, en Morelia, fue director de una empresa con 300 empleados mientras publicaba sus libros desde finales del siglo pasado. Fue maestro de Interpretación en el único teatro comercial de la ciudad, y luego músico. Escribe desde los trece años, publica sus libros y los reparte entre sus amigos. Este es el último de 23 libros que ha publicado. Su tema en casi todos ellos es Quetzalcóatl.
Esto es porque en 1970 el LSD le reveló secretos que se ocultan tras la muerte. En ese año se topó con el misterio al salirse de su cuerpo para ser Venus y descubrir qué era Quetzalcóatl…
Tratando de entender aquel suceso, desde entonces devoró libros de arqueología buscando el significado real del dios símbolo del Quetzalcóatl, descubriendo que el llamado dios de hecho es un camino que alza al hombre a su divinidad.
Lleva ya 54 años escribiendo para explicar cómo funciona el método de pensamiento que él llama «El Camino del Quetzalcóatl».