Héctor Aún nació en Segovia el 31 de diciembre de 1974. Creció y se formó en el pueblo de El Espinar, con la intención de cursar una carrera de ingeniería. Pero tuvo la fortuna de ser alumno de Marifé Santiago Bolaños, escritora y pensadora, que lo cambió todo en su vida. A raíz de asistir a sus clases de bachillerato, Aún toma la decisión de adentrarse en el campo de la filosofía, y marcha a Madrid para matricularse en la Universidad Complutense.
Toda su vida, a partir de aquí, va a estar marcada por lo que aprende en dicha facultad. Apremiado por el conocimiento socrático que afirma que nada se sabe, y por los devaneos con otros maestros igual de revolucionarios, abandona la carrera en último curso para tratar de cambiar la sociedad: vende el piso que tenía en propiedad y viaja a Granada para crear una cafetería solidaria, esto es, un lugar donde servir a la gente en todos los sentidos. La idea es reinvertir lo ganado en proyectos sociales propuestos por los propios clientes. Además, crea una biblioteca y pone ordenadores, ambas cosas para uso gratuito de estudiantes llegados de toda España a la ciudad andaluza. El camino, no obstante, es de corto recorrido. Lejos de lo que pudiera parecer, el proyecto no cala entre los granadinos y la empresa quiebra.
Se ve obligado, después de esta decepción, a trabajar de comercial, pero el éxito en este desempeño le permite ahorrar lo suficiente como para intentarlo una segunda vez. Ya en Peñíscola (Castellón), levanta una editorial infantil que destina el 40 % por ciento de los beneficios a distintas ONG, algunas locales y otras nacionales. Desgraciadamente, sobreviene la crisis de 2008 y el sendero vuelve a truncarse.
Es ahí cuando decide volcarse en la creación literaria. Escribe para niños y niñas y comparte lo que escribe a través de una página web que permite la descarga gratuita. Además, se dedica a visitar colegios e institutos, de manera altruista, para animar a los infantes y adolescentes a leer.
Tras su aventura como autor de género infantil, se adentra en temas algo más maduros, también porque —así lo reconoce— sus sobrinos crecen y, siendo ellos los principales destinatarios de sus obras, su escritura se va adaptando a esta nueva situación. Fruto de esta actitud da vida a varias novelas juveniles —una de ellas es la presente— y otras dedicadas a un público adulto.
Ha publicado, en los últimos años dos de ellas, La Gran Carrera y Vértigo, ambas bajo el sello de autoedición BoD, así como los poemarios El fantasma de un percebeiro (Atlantis) y Cuadernos de poesía (Agencia del libro).
En la actualidad reside en su pueblo natal, El Espinar, desde donde mira y abraza al mundo con ojos nutritivos.
