Luis Cervantes lleva más de veinte años habitando dos mundos. En uno, es un empleado bancario: cumplido, capaz, discreto y confiable.
En el otro, escribe. Sin prisa, sin ruido, con la firmeza de crear personajes y construir escenas que se ven más que se leen. No es un autor de poses literarias. Él observa con atención, escucha con curiosidad y escribe con el deseo de dar vida a lo que no siempre encuentra lugar en la realidad. Lo suyo ha sido un oficio silencioso, constante, íntimo. Una forma de existir sin renunciar a él.
Además de Las aventuras de Amadeus en la Nueva España, el autor ha publicado tres obras literarias: En el nombre del padre, Infiernos cotidianos y Circe. Las presentaciones de sus libros han sido en Guadalajara, una de ellas con sede en la FIL.
