ISBN: 9791370123888
SINOPSIS
«TAMPOCO TÚ HAS PODIDO TODAVÍA CORREGIR LAS ERRATAS DE LA HISTORIA»
Sí, y no me queda más remedio que asentir estas palabras de José Manuel Caballero Bonald, premio Cervantes 2012, de su poemario Desaprendizajes (2015). Pretencioso sería decir que lo he conseguido con estos más de 40 años de acción social, de luchas y compromisos. Por ende, mi labor de poeta social se ha encontrado con esas limitaciones. No pretendo ser derrotista, pues he visto tanto alegrías como decepciones. No pretendo enarbolar este libro como un instrumento de cambio social. Lo que vas a ver aquí no es sino la necesidad de un poeta de desahogarse, de gritar porque revienta, y de ahí el considerar cada poema como una lágrima, recogida en lacrimatorios que representan las diversas escenas de sufrimiento del drama de la exclusión.
Los admitidos por el sistema también lloran, pero esas lágrimas son como el hambre del refrán: «hambre que espera hartar, no es hambre».
Si tú, lector o lectora, sientes que estas palabras te sirven de catarsis, yo sentiré que mi esfuerzo no ha sido baldío. Te habrán curado las lágrimas del fénix, habrá florecido tu desierto de Atacama y habrás dejado el cielo, de amores constelado.
ISBN: 9791370123888
Título: Lacrimatorios. Poemas de la exclusión
Fecha: 2025
Páginas: 126
SINOPSIS
«TAMPOCO TÚ HAS PODIDO TODAVÍA CORREGIR LAS ERRATAS DE LA HISTORIA»
Sí, y no me queda más remedio que asentir estas palabras de José Manuel Caballero Bonald, premio Cervantes 2012, de su poemario Desaprendizajes (2015). Pretencioso sería decir que lo he conseguido con estos más de 40 años de acción social, de luchas y compromisos. Por ende, mi labor de poeta social se ha encontrado con esas limitaciones. No pretendo ser derrotista, pues he visto tanto alegrías como decepciones. No pretendo enarbolar este libro como un instrumento de cambio social. Lo que vas a ver aquí no es sino la necesidad de un poeta de desahogarse, de gritar porque revienta, y de ahí el considerar cada poema como una lágrima, recogida en lacrimatorios que representan las diversas escenas de sufrimiento del drama de la exclusión.
Los admitidos por el sistema también lloran, pero esas lágrimas son como el hambre del refrán: «hambre que espera hartar, no es hambre».
Si tú, lector o lectora, sientes que estas palabras te sirven de catarsis, yo sentiré que mi esfuerzo no ha sido baldío. Te habrán curado las lágrimas del fénix, habrá florecido tu desierto de Atacama y habrás dejado el cielo, de amores constelado.