El Falso Ocio (o su historia a través de una cronología de las ideas)

19,90

ISBN: 978-84-1386-504-1

Ocio. Este es un viaje por su historia, para comprender su origen y su evolución. Estado de contemplación creativa, momento inspirador, goce en sí mismo, virtud como medio de conseguir la felicidad para los griegos; síntesis pragmática entre el ocio y el nec-otio para los romanos; uso exclusivo para los sabios filósofos como una élite en Platón; ocio basado en la razón y con sentimiento cosmopolita de empatía entre todos los hombres en el pensamiento estoico; reducción al espacio personal con el placer propio como meta para los epicúreos; repudio por el cristianismo con exaltación del trabajo como medio de agradar a Dios. La historia, con sus cambios en el tipo de sociedades que la formaban, con sus diferentes concepciones filosóficas así como de las corrientes religiosas, han regulado el modo de vivir, de pensar, parcelar y de ordenar los momentos de calma -escasos, muy escasos- con los del trabajo.

 

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    ISBN: 978-84-1386-504-1

    Título: El Falso Ocio (o su historia a través de una cronología de las ideas)
    Fecha: 2021
    Páginas: 474

    SINOPSIS

    Ocio. Este es un viaje por su historia, para comprender su origen y su evolución. Estado de contemplación creativa, momento inspirador, goce en sí mismo, virtud como medio de conseguir la felicidad para los griegos; síntesis pragmática entre el ocio y el nec-otio para los romanos; uso exclusivo para los sabios filósofos como una élite en Platón; ocio basado en la razón y con sentimiento cosmopolita de empatía entre todos los hombres en el pensamiento estoico; reducción al espacio personal con el placer propio como meta para los epicúreos; repudio por el cristianismo con exaltación del trabajo como medio de agradar a Dios. La historia, con sus cambios en el tipo de sociedades que la formaban, con sus diferentes concepciones filosóficas así como de las corrientes religiosas, han regulado el modo de vivir, de pensar, parcelar y de ordenar los momentos de calma -escasos, muy escasos- con los del trabajo.

    Su valor original, en el pensamiento aristotélico, se ha degradado y convertido casi en un anatema a través de la historia, ha quedado reducido a prácticas elitistas por las monarquías y la nobleza, así como de la burguesía emergente a partir del siglo xvi. El dominio de la religión en todos los aspectos de la sociedad civil ha identificado el ocio con pecado, la ociosidad como origen de todos los vicios. El pueblo llano nunca tuvo oportunidad de pensar, de dedicar un tiempo a otra cosa que no fuera un trabajo incesante y muy duro. No cambia nada en la Edad Media, ni tampoco en el Renacimiento, que impulsa la curiosidad y la incipiente ciencia, pero que mantiene el ocio subordinado a una vida áspera, dura y estamental, como también en la crisis de la Reforma, donde culmina la exaltación de la salvación a través del trabajo incesante, con el ocio como sinónimo de rechazo divino. La explosión filosófica con el racionalismo, el escepticismo y después el pensamiento ilustrado basaron sus premisas en un progreso que ha sido mal entendido y criticado, pero con ideas, nuevas hasta ese momento, de igualdad, libertad, derecho al conocimiento y liberación de prejuicios.

     

    En todo este conjunto el ocio pudo ser algo más, pudo ser parte de los derechos comunes del individuo, pero una vez más el juego de poderes lo relegó a un segundo plano. Ha mantenido, sin embargo, su ideal de un derecho inalienable, alcanzable por todos a poco que hubiera una igualdad social, económica y política. Ha sido siempre un sueño, que persiste como meta a alcanzar. Este es un viaje con el ocio como motivo a través de la historia hasta las postrimerías del siglo xviii. Este límite no es casual, porque hasta ese momento hubo un paradigma que empezó a cambiar en el siglo xix hasta nuestros días. Pero también porque este último período merece un estudio aparte, muy lejos de poderse abarcar en este volumen.

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