En varias etapas de su vida, Cristina se sintió asfixiada y oprimida por tantas emociones, que no quería (o no podía) contar. Estas emociones, como el agua que siempre busca la salida, encontraron su camino en la escritura, así que todo empezó haciendo anotaciones para ella misma.
Esta cadena endiablada de sentimientos, la llevó a escribir este libro y, probablemente, para darle voz a todas las personas que no se atreven a expresar los suyos, ya sea por pudor, por miedo a ser juzgados, o simplemente porque sienten que no pueden.
Cristina pone palabras a las emociones para tratar de entender el significado de la vida.